¡Ay, nuestra impotencia para estar con Dios sin nada!
Necesitamos libros para hablarte y escucharte,
un guión bien preparado,
para no equivocarnos en lo que tenemos que decirte
y quedar muy bien delante… ¿de quién?
Tú siempre quedas bien delante de Mí,
porque eres mi preferido, me dice Dios.
Y se ríe muchísimo de mis frases preparadas.
Tendría tantas cosas que contarte
y tantas confidencias que escucharte,
si yo aprendiera a hablarte espontáneamente,
desde lo que soy y lo que siento,
sin palabras bonitas ni frases preparadas,
porque te tengo conquistado y no necesito hacer buen papel.
Puedo leer el evangelio,
para aprender los valores de tu Hijo
y hablarte de ellos.
Puedo leer algunas frases,
para entrar en sintonía contigo
y luego seguir por mí mismo.
Y puedo no preocuparme de lo que te voy a decir,
como el amante que no prepara un discurso para su amor.
Tengo tantas cosas que contarte
y tantas que escucharte…
Sólo me hace falta aprender a hablarte despacio,
con silencios sentidos y palabras del corazón,
con miradas admirativas y sonrisas refrescantes.
¿No estás a veces aburrido
de tantas teologías como usamos en la oración?
Enséñame a hablarte con silencios y escucharte con el corazón.
Patxi Loidi, Mar adentro
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