6-2-11 Domingo V t.o. Mt 5, 13-16 “Vosotros sois la sal, vosotros sois la luz…”
Después de las Bienaventuranzas, que meditábamos el domingo pasado, Jesús nos dice “vosotros sois la sal de la tierra, vosotros sois la luz del mundo”. La sal da sabor a las comidas y preserva ciertos alimentos de la corrupción. Sin luz no podemos ver la hermosura de la creación, ni orientarnos en los caminos de la vida. “Yo soy la luz”, dice Jesús. La luz aparece siempre en la Biblia como símbolo del bien y del amor. Si vivimos las Bienaventuranzas, seremos de verdad sal y luz del mundo.
Nos dice Isaías en la primera lectura: “parte tu pan con el hambriento, hospeda a los pobres, viste al que va desnudo… entonces romperá tu luz como la aurora… tu oscuridad se volverá mediodía”.
13-2-11 Domingo VI t.o. Mt 5, 17-37 “No he venido a abolir la ley sino a dar plenitud…”
En el Evangelio de hoy Jesús nos dice que no ha venido a destruir ni a eliminar la ley de Moisés, sino que ha venido a perfeccionarla, en una línea mucho más profunda que la de los escribas y fariseos. Quiere más autenticidad, más veracidad, más interiorización, más “espíritu que letra”.
Nos pone 3 ejemplos: “no matarás, no cometerás adulterio, no jurarás”.
Las exigencias de Jesús van más allá de lo que leemos al pie de la letra. Así el “no matarás” se convierte en un “defenderás la vida”, en “evitarás los enfados e insultos” y en la reconciliación con el hermano antes de presentar tu ofrenda sobre el altar.
DOMINGO DE MANOS UNIDAS. CAMPAÑA CONTRA EL HAMBRE.
20-2-11 Domingo VII t.o. Mt 5, 38-48 “Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os aborrecen”
Seguimos proclamando el Sermón de la Montaña y a cada paso se hace más difícil la escalada. Parece que hemos llegado a un punto inaccesible, insuperable: “amad a vuestros enemigos, haced el bien a quienes os aborrecen”. Aquí está la novedad revolucionaria y específica del mensaje evangélico de Jesús. Porque “si amáis sólo a los que os aman, ¿qué mérito tendréis? El Señor nos pide lo que Él hizo desde la Cruz: “Padre, perdónales, que no saben lo que hacen”. Nos enseña que no respondamos a la violencia con más violencia, porque el mal no se puede vencer con el odio, sino con el bien. Así seremos hijos del “Padre que hace salir el sol sobre malos y buenos y manda la lluvia a justos e injustos”.
27-2-11 Domingo VIII t.o. Mt 6, 24-34 “No estéis agobiados por la vida”
Las lecturas de hoy nos invitan a confiar plenamente en la Providencia Divina, que tanto no cuesta algunas veces. Pero pongamos atención a la Palabra de Dios. Isaías en la primera lectura nos dice: “¿es que puede una madre olvidarse de su criatura, no conmoverse por el hijo de sus entrañas? Pues, aunque ella se olvide, yo no te olvidaré”. En el Evangelio, Jesús nos dice: “no andéis agobiados por la vida”. “Mirad los pájaros… vuestro Padre celestial los alimenta”. “Fijaos cómo crecen los lirios del campo: ni trabajan ni hilan”. Si Dios cuida de las aves y de las flores, “¿no hará mucho más por vosotros, gente de poca fe?”.
Quizá esto nos parezca demasiado bonito y poético, pero irreal, pero las fundaciones del Cottolengo (una en Santiago, donde estuve la semana pasada), nos prueban todos los días que la providencia de Dios sigue actuando también hoy.
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