O día 20 de setembro do ano 2006, coa miña irmá María, que estuvo sempre comigo, viñemos para Sigüeiro, deixando Sofán con pena, despóis de aceptar o Sr. Arcebispo, a miña xubilación por motivos de saúde. O 12 de xullo, nunha carta dirixida a D. Xulián, expoñía as razóns para tomar esta decisión.
“Querido D. Julián: como le tengo hablado, en más de una ocasión, creo que ha llegado el momento de dejar esta querida parroquia de Sofán, en donde pasé 24 años muy a gusto y feliz. Cuando vine para ella, hice el propósito, un compromiso personal, de cambiar a una parroquia más pequeña al cumplir 65 años -antes de perder facultades mentales- para no eternizarme en el cargo y considerarme imprescindible en el mismo. En el mes de junio, del año 2000, cuando ya había cumplido los 66, se lo hice saber al Sr. Obispo Auxiliar, D. Luis Quinteiro, de visita pastoral por estas tierras. Siguiendo sus indicaciones, se lo comuniqué a Vd. por carta en ese mismo año; carta que repetí al año siguiente, 2001…” (en aquel momento, no era oportuno el cambio) “…Por tanto, por coherencia personal, fuera ya del plazo, es hora de que me vaya. Además, como Vd. sabe, mi estado de salud no es bueno, desde hace algún tiempo. Aparecen “goteras” por todas partes, lo que me impide cumplir adecuadamente con mis obligaciones pastorales, y no quiero ser un estorbo en la iglesia, con mi trabajo deficiente.
Si yo pensaba, deseaba y pedía que el Papa Juan Pablo II debía de jubilarse cuando estaba tan achacoso y no podía siquiera hablar ni tenerse de pie. Si sentía por él profunda compasión y me dolía en el alma, verle en los Medios de Comunicación Social, en estado tan lastimoso, agarrado con insistencia al timón de la Barca de Pedro, exhausto de fuerza para tan complicada misión. Si critico a los curas que no son capaces de retirarse a tiempo porque quieren “morir con las botas puestas”. Como yo non tengo tanta virtud, quiero ser coherente y no llegar a la misma situación penosa que criticaba en otros. Estoy seguro de que lo hacían con la mejor voluntad del mundo, pero dudo de que esa actitud sea positiva para el bien de la Iglesia…
Mi actual estado de salud es una razón poderosa, creo yo, para que me vaya, no a una parroquia más pequeña, para lo que ya no me considero capacitado, sino a un piso que nos regalaron, a mi hermana y a mí en Sigüeiro; y desde allí estaré a su disposición en lo que pueda, que será bien poco. Siento tomar esta determinación, pero lo tengo pensado desde hace tiempo y creo que es lo mejor que puedo hacer. Sé también que hay pocos curas en la Diócesis, pero también estoy seguro de que, con curas de más de 70 años, pocos “milagros” de renovación pastoral se pueden hacer en la Iglesia, y que tanto se necesitan.”
Sigo pensando que, jubilarme foi unha decisión acertada, o mellor que podía facer para o meu ben, e para o ben da Igrexia. Porque é unha cousa boa saber retirarse a tempo, para que a xente non estea desexando que te vaias porque xa estorbas. A certas idades, en certas circunstancias, opino que se sirve tan ben, ou mellor, á Igrexia deixando “o mando”, coma mandando; na vida oculta coma na pública. Xesús pasou da vida oculta á vida pública. Eu fixen o camiño inverso, pero a orden dos factores non altera o producto. Na vida oculta tamén se pode rezar, servir e amar.
Cando algúns me preguntan: “E ti agora, ¿que fas?” Sempre contesto, “rezo polos pecadores (eu incluído), e non dou feito”. Tamén profetizo, soño, aspiro e tapo buratos.
Profetizo: que no século vindeiro (desexo que sexa antes), veremos tan normal que haxa curas casados e mulleres sacerdotisas, como vemos hoxe a eliminación do xexún eucarístico, desde as doce da noite do día anterior. Soño: que desaparecerán do diccionario (canto antes), estas tres palabras: a fame, as guerras e o aborto; tres pestes que nos están matando. Aspiro: a que a Igrexia, pobo de Deus, pobo de Nova Alianza, non perda o tren da Sociedade, aprenda da Historia, para non cometer os mesmos erros do pasado, e se vaia renovando, cada día, para servir mellor. Tapo buratos: estou sempre a disposición, para todo o que poida, das autoridades competentes, ou dos compañeiros que me necesiten. Todo o que digo é con boa intención, e con amor grande á Igrexia, da que formo parte. Remato. Se hoxe tuvera 26 anos, sabendo o que sei, sería cura de novo, cos ollos abertos. ¡GRACIAS MEU DEUS!
Deja una respuesta