Tarde o temprano ella encontrará esta página. Siempre lo consigue. Desde que le encargaron ser un ángel de la guarda (más bien “Ángela”: así se llama) el día del Bautizo, no ha dejado de velar mis pasos. No recuerdo un suceso importante de mi existencia en el que madrina hubiese desaparecido.
Cuando Dios nos coloca, con dos dedos, en la “barriguita” de mamá, se produce el milagro de la vida. Pero, como casi todos los milagros, resulta frágil. Por eso hay “escoltas” profesionales que se ofrecen para cuidar a esas criaturillas. Afortunadamente, madrina me escogió.
Antes pensaba que una madrina, para ser eficaz, debería ser alguien de la familia: una abuela, una tía, una prima, una hermana… Recuerdo la extrañeza de algunos compañeros de clase cuando les hablaba de mis padrinos (hija y padre): “¿sólo son amigos?” ¿Cómo que “solo”?, pensaba yo. Y por más historias de padrinos o madrinas que escuchaba, ninguna podía superar a madrina.
Madrina había cumplido dieciocho primaveras cuando me bauticé. Yo presumía mucho de este “toque” atractivo. No importa demasiado la hermosura física de una madrina. Pero soy un privilegiado: la que me ha tocado es guapa y con una sonrisa preciosa. Llegó desde Madrid a mi bautizo en un 127 atiborrado de cachivaches. Tras el evento, con sus padres y los míos, hicimos un viaje “inter-regional”. Perdonad que no lo recuerde; mi ocupación por aquel entonces se reducía a “retozar” dentro de una canastilla.
Ella dice que no le gusta cocinar. De hecho, ahora deja todo preparado la víspera en una máquina llamada “cocinera”. Así puede ir tranquila al colegio, donde da clase a los “mozos” y a las “mozas” paveros. Cuando regresa a casa, comida caliente. La mamá de madrina era una de las mejores cocineras que he conocido. Tal vez por eso, ella y nosotros, nos acostumbramos a “comer”, más que a “hacer”.
Un día, el agobio madrileño le produjo un bajón. Allí estaba el hombre de su vida para ayudarla. Desde entonces, cada verano, escapa una temporadita para respirar junto a él el viento del sur en Andalucía.
La víspera de Reyes, mi santo o en el “cumple” siempre llega a casa un aviso de correos: “pase vd. a recoger un paquete”. No sé cómo discurre un detalle diferente para cada ocasión. Que me guste, que la talla sea correcta, que lo necesite… ¿cómo hace para no equivocarse nunca en los regalos? Dicen que quien te quiere mucho, te conoce bien y siempre sabe lo que más te conviene.
Estoy harto de escuchar “te quiero” o “amor” en las películas o en los noviazgos-basura del viernes por la noche, después de jugar al “rey de copas”. Los que habéis probado un auténtico beso de madrina, sabéis lo que ella quiere decir con estas palabras: “siempre me acuerdo de ti”. El ahijado sabe que eso es cierto al 100%.
Yo no se hasta donde puede llegar su bondad , pero nuestro párroco Don Manuel ,está siempre pensando en hacer el bién a los demás , no es que sea bueno , es demasiado buena persona , y no nos portamos con el como se merece , no es que sea Dios , pero está cerca de Él ,y reza por nosotros aunque no lo merezcamos , aunque le hagamos daño , siempre nos perdona , siempre tiene buenas palabras para todo y para todos ,en los momentos más difíciles , siempre nos tiende una mano, cuando estamos tristes , siempre tiene palabras de apoyo , cuando necesitas contar tus penas , el sabe escuchar sol tiene un defecto , no sabe decir NO a nadíe , Que Dios le bendiga y le deje seguir en la parroquia por muchos años ,que la Virgen María le acompañe todos los días de su vida , gracias Don Manuel