Del evangelio de Juan 6,1-15

– «¿Dónde compraremos panes para que coman todos ellos?».
Decía esto para probarlo, pues él sabía lo que iba a hacer. Felipe le contestó:
– «El sueldo de un año no bastaría para que cada uno de ellos comiera un poco».
Entonces, uno de los discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, dijo:
– «Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces. Pero, ¿qué es esto para tantos?».
Jesús dijo:
– «Decidles que se sienten».
Había mucha hierba en aquel sitio. Eran unos cinco mil hombres. Jesús tomó los panes, dio gracias y los distribuyó entre todos; y lo mismo hizo con los peces. Les dio todo lo que quisieron. Cuando se saciaron, dijo a sus discípulos:
– «Recoged los trozos sobrantes para que no se pierda nada».
Los recogieron, y llenaron doce canastos de las sobras de los cinco panes de cebada. La gente, al ver el milagro que había hecho Jesús, decía:
– «Éste es el profeta que tenía que venir al mundo».
Y Jesús, dándose cuenta que querían llevárselo para hacerle rey, se retiró otra vez al monte él solo.