Me piden que haga balance de las fiestas… ¡Buf! Creo que mis amigos de la Comisión de este año, coincidirían conmigo en esta expresión. La primera imagen que viene a mi cabeza es la Alfombra para el día del Santísimo. No ha sido la mejor alfombra floral del mundo, claro; tampoco podía volar, como la mágica; ni siquiera la podíamos levantar para esconder debajo los rincone barridos por la escoba… Pero sobre ella ha pasado Dios. Por eso nos enorgullece. De ahí nuestro esfuerzo. Con esa finalidad los cuidados. Viendo las fotos y el vídeo, me doy cuenta de que había cierta intimidad entre el Inquilino escondido en el pan y quienes con Él cruzamos el río.
Santa Eufemia es otra historia. Esta buena mujer se fue haciendo un hueco en mis pensamientos a medida que conocía su biografía. Durante la novena, confieso que mis ganas de darle un beso iban en aumento. Descubrí el relato de una vida heroica. En la parroquia tenemos una reliquia suya. Los funcionistas de este año, herederos del entusiasmo de estas fiestas parecían sus Majestades los Reyes de Sigüeiro, sentados en sendos tronos, con el trofeo del ramo en sus manos, mientras la gente pasaba a venerar la imagen de la Santa. Creo que lo vivimos todos con un “tris” de sana emoción.
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