Parroquia de Barciela – Sigüeiro

Como todos los años, nueve días antes del 16 de septiembre, comienza la novena en honor a Santa Eufemia, virgen y mártir, que culmina con la solemne fiesta de todos conocida. 

Desde que el 16 de septiembre de 1917 el padre Lorenzo, superior de los Trinitarios de España, regaló la Reliquia de Santa Eufemia juntamente con la de San Ramón Neonato, nuestra parroquia ha mantenido intacta esta tradicional fiesta año a año, sin ninguna interrupción.

Sin embargo la vida de esta santa es desconocida para muchos nuevos feligreses. Por ello es bueno recordarla.

Santa Eufemia, virgen y mártir, fue una joven que nació en Nicomedia en la segunda mitad del siglo III d. C,. de familia noble y con mucha influencia en la ciudad. Ella tuvo que luchar duramente por su conversión al cristianismo, poniendo en peligro su vida. Prisco, procónsul de Asia, la quiso obligar a ofrecer incienso a Marte en una de las celebraciones paganas. El motivo era comprobar las reacciones de la joven, ya que se sospechaba de que se hubiese convertido a la religión cristiana. Santa Eufemia se negó a asistir a los actos, siendo inmediatamente juzgada y declarada culpable de conversión. Durante el juicio se le hizo sufrir horribles tormentos por espacio de varios días. Según el obispo San Asterión, había en Calcedonia un cuadro en el templo que representa a la santa entregada a los soldados torturándola. 

Una vez que terminaron el maltrato, la llevaron a la cárcel y de allí la sacaron para que fuera al foro con los animales salvajes, ahítos de devorar carne fresca. Para sorpresa de los presentes los animales no le hicieron nada y se postraban a tus pies. Pese a esta prueba de fe, fue asesinada, y según se cree arrojada al mar, aunque posteriormente se recuperó su carácter.

Sus conciudadanos cristianos le erigieron una hermosa basílica y en ella tuvo lugar en el 451 el famoso Concilio de Calcedonia, donde se verificó un portentoso milagro, por el cual la santa mártir dio testimonio de la verdad católica y de la falsedad de las doctrinas predicadas por Diósdoro y Eutiques.

Sin duda, Santa Eufemia es un ejemplo de firmeza inquebrantable en la fe cristiana, que durante años ha sido un faro de luz para los creyentes que pertenecemos a esta parroquia.