D. Severino Ramos Sánchez nació en 1863 en la parroquia de San Pedro de Ayazo en el ayuntamiento de Frades, siendo hijo legítimo de Don Andrés Ramos y Doña Mercedes Sánchez. Don Severino estudio la carrera sacerdotal en el seminario Mayor de Santiago de Compostela haciéndose cargo de la parroquia de Barciela a la edad de 31 años, sucediendo a D. Ramiro Fernández Rodríguez, cura ecónomo de la parroquia de 1893 a 1894. Que a su vez había sucedido temporalmente y a la espera de un nuevo párroco a Don Juan Otero Martínez.
D. Severino pronto se convirtió en un sacerdote de excepcional valor para la parroquia, debido a su labor pastoral y de mejora de las instalaciones para el culto. Al hacerse cargo de la parroquia se encontró con una deteriorada iglesia en la localidad de Benavente, un antiguo cementerio, una casa rectoral que había sufrido un pequeño incendio hacía unos años y la capilla de Santa Catalina en Sigüeiro.
Su primer gran proyecto fue el de construir un nuevo templo en un mejor lugar cerca del núcleo de mayor población de la parroquia, que por aquel entonces comenzaba a ser el entorno de la capilla de Santa Catalina. Se dispuso pues a hacer las debidas gestiones, según se dice, después del deterioro y desplome de parte de la ya vieja iglesia. Para ello se procedió a adquirir las tierras del lugar conocido con el Alto de Sigüeiro, donde se encontraba ya la casa rectoral. Se procedió a realizar una permuta entre la capilla de Santa catalina y los terrenos para la nueva iglesia.
Se comenzó la construcción de la iglesia pagándose los materiales con acarreo de los fieles y donaciones, entre ellas una significativa del cura párroco y otra de Palacio. La iglesia se finalizó el 30 de julio de 1917, disponiéndose así de un nuevo lugar de culto. Poco después consiguió que se donase a la parroquia un terreno para establecer un nuevo cementerio parroquial detrás de la iglesia, y por último reparó y amplió la casa rectoral y las tierras para su sostenimiento.
En el plano espiritual D. Severino consiguió un permiso especial que le permitía casar a parejas sin necesidad de que estas tuviesen que presentar los múltiples testigos y papeles que por entonces se requerían y dificultaban las bodas. Este hecho acuñó el dicho de “Quien va a casarse a Sigüeiro, ni sale casado, ni vuelve soltero”. Este párroco también consiguió traer las reliquias de San Ramón neonato y Santa Eufemia a la parroquia, y a partir de ese mismo momento comenzó la gran devoción de la parroquia a Santa Eufemia, Virgen y Mártir y a San Ramón Neonato que se plasma en una solemne festividad celebrada el 16 de Septiembre desde 1917.
Lo cierto es que Don Severino fue pastor y guía de la parroquia desde 1894 hasta su fallecimiento en 1941: más de 40 años, tiempo que, sin duda, muchos consideran toda una vida. Hoy en día aún son muchos los que lo recuerdan y elogian como un buen sacerdote que cumplió con sus tareas apostólicas hasta el último momento. Prueba de ello fue que a su muerte dejó dispuesto en su testamento las siguientes disposiciones a favor de esta parroquia:
- La primera era: “Primero ordena que su cadáver sea sepultado en el nicho propio del testador, que se tiene en el cementerio de la Iglesia de San Andrés de Barciela…”
- La segunda: “Lega a la Iglesia parroquial de San Andrés de Barcielala caseta del hórreo propiedad del testador y las fincas a labradío unidas a dicha caseta y situadas entre el camino corredera de Cruz de Frades al Este y las paredes de fincas de herederos de Santaló y otras fincas de la casa rectoral al oeste, en condición de legado que el que sea cura de la citada parroquia tendrá la obligación de aplicar cada año una misa por la intención del testador”
Con esto queda patente el amor de nuestro párroco, Don Severino Ramos, hacia su parroquia y fieles, a los que tuvo siempre presentes hasta su hora final. Por ello creemos necesario recordar la figura del que es el párroco fundador de la actual iglesia y quien fomento el cultó a Dios durante muchos años en esta parroquia.
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